Ceriwden

Que quien soy yo?

Soy el viento de la noche. Soy una sombra en tu camino. Soy la ladrona de tu vida. Soy el monstruo que acecha en la oscuridad. Con un beso robo tu sangre y con una caricia olvidas que jamas me has conocido.

Que quien soy yo? Quien eres tu para preguntarlo?

Soy la inmortal que vela por los que aquí viven. Soy el pastor de mi rebaño. Soy quien te protege de todos los habitantes de la noche.

O acaso crees que solo hay una vampira?

Los hombres no sabéis. Han cerrado vuestros ojos los trabajos de muchos seres poderosos, porque aun en vuestra debilidad, por vuestro numero sois un peligro.

En otro tiempo, algunos intentaron eliminar a la humanidad, y eso dio lugar a algunos de los terrores que pueblan vuestros sueños. Pero los magos son humanos, y nosotros lo fuimos... Los magos luchan por su visión del futuro de la humanidad... nosotros no somos tan nobles como especie. Para muchos de nosotros, los tuyos no son sino alimento. Pero aun así, uno tiene que defender a su rebaño.

Yo no me conformo con eso. Desde que cogí la espada maldita, desde que los sidhe me curaron de mi locura, veo el mundo a mi manera. Quizá estoy loca todavía, y amo mi locura. Pero me da un objetivo, se porque lucho. Se lo que quiero.

Quizá no soy mas que una Doña Quijote... quien sabe.

Que de qué espada hablo? Claro, tu no lo sabes... si lo supieras no me pedirías que te lo contara, porque el dolor de su recuerdo no desaparecerá nunca.

La espada de que te hablo fue creada con el alma de un vampiro atrapada en ella para servir de llave a la prisión de un demonio. Yo la cogí y su poder traspaso mi alma. En aquel momento, no me importó liberar al demonio que destruyó media ciudad... no puedo explicarte el sentimiento que me inspiraba la magia de la espada, porque los mortales no tenéis con qué compararlo. Era la fuerza y la pasión de un Vinculo de Sangre. La espada tenia voluntad y yo hubiera hecho cualquier cosa por complacerla. Eran los primeros dias de mi nueva vida, los primeros dias de mi muerte... sería más propio decir las primeras noches, no crees? Perseguida por mis iguales porque no tenia un lugar en esta sociedad de muertos que caminan... no sabía quien me convirtió en lo que soy, quien me hizo. Y si lo hubiera sabido, de poco hubiera servido, porque mi creación seria considerada antinatural por el resto de mi especie.

Pero hablaba de la espada... la encontré en las profundidades de la tierra, en una prisión creada por magos hace milenios. No te contaré las trampas que pasamos para llegar hasta ella. Entramos ocho, y sólo tres llegamos a verla clavada en ese altar. Los otros renunciaron por el camino. Yo también lo habría hecho... pero cuando Miriam se decidió a pasar por encima de aquel último sello surgió una columna de fuego... no podía dejar que se consumiera, de modo que salté para ayudarla. Casi no tenia sangre en mi, pero salté el fuego, no podía dejar que ardiera ante mi vista. Y también saltó Loly.

En realidad, Loly no es una mujer... se llama José Alberto y era catedrático de física... en la facultad se hubieran sorprendido mucho si hubieran conocido sus aficiones nocturnas... te aseguro que cuando lo conocí pense que era mujer...

Y bajamos aquellas últimas escaleras para encontrar la ultima barrera. Las barreras de los magos... no era una barrera como las que tu hayas podido ver. Era una barrera hecha de puro miedo. Loly no pudo sobreponerse y huyó. Pero ya veíamos la espada, y aun antes de conocer su poder, sentíamos su llamada, y esa llamada fue más fuerte para Miriam y para mi que el miedo de la barrera. Empezamos a caminar hacia la espada, y el miedo se convirtió en una voluntad que se oponía a nuestro avance. Miriam flaqueó y dejó de avanzar. Pero yo seguí adelante, la espada me llamaba, y ya antes de que su hechizo me hiciera suya, esa llamada tiraba de mi voluntad para que me opusiera a la que los magos habían puesto como muro para mantenerla encerrada.

Llegue al altar donde reposaba y la cogí. Y eso destruyó la antigua magia que mantenía preso al demonio, pero no me importó. El poder de la espada me llenó... imaginas que sería enamorarse de una espada? No, claro, tu no puedes concebir una espada viva... pero es lo más parecido que puedes imaginar a lo que sentí... una pasión absolutamente desbordante. Invadió todo mi universo, todo mi ser. En aquel momento, el mundo se reducía a la espada y a mi. Y ella me pedía un nombre. La llamé Stormbringer. De qué te ries? Ya se que el nombre no es original, no he dicho que lo inventara. Le puse el nombre de la espada de Elric de Melniboné, y qué? Resultó ser un nombre apropiado. No has conocido su sed de sangre, ni su despiadada maldad. Por eso acabé destruyéndola, a pesar de que la amaba.

Si, la destruí... y la hecho de menos cada noche de mi muerte. Con ella luche en mundos extraños y los enemigos caían como el trigo bajo la guadaña. Juntas éramos un huracán que arrasaba cuanto se nos opusiera. La amaba, y el poder que me daba era embriagador como la sangre.

Pero era malvada, y habría acabado consumiendo mi alma. Y yo hubiera destruido todo cuanto ella hubiera querido...

Por eso vinieron a buscarme los sidhe. Por eso me llevaron a Arcadia y me enseñaron, me cuidaron, me sanaron. Ellos no podían tocar la espada, solo yo podía hacerlo. Querían verla destruida y debía ser yo quien lo hiciera. Esa fue mi primera carga.

Es curioso... el hecho de que fuera yo quien la cogió fue el primer paso que me llevó a estar donde estoy. Quizá fue ese el momento en que el destino empezó a jugar conmigo. O quizá pasó mucho antes.

Quizá fue la noche, hace mil años, en que Yacob tejió su magia. La noche en que se sellaron los destinos de Nemain, de Hector, de Rodrigo y del propio Yacob. Un gran ritual para acabar con los ladrones de su sangre. Un ritual que después de mil años me ha atrapado en una profecía. Una profecía que debe verse realizada.

Como podría explicarte yo todo esto, si no conoces el mundo en el que vivo? Qué sabes tu de las guerras que se luchan en las sombras?

Te contaré nuestra mezcla de historia y leyenda, quizá así puedas entenderlo...

Eres cristiano? Yo lo era antes... cuando era humana. Era una buena chica, estudiaba en la universidad, iba a la parroquia los fines de semana. No es lo que pensarías ahora al verme, no? Una loca con una armadura y una espada de juguete, con gabardina de cuero y falda larga... pero mi apariencia frágil esconde la fuerza de mi sangre, y esta armadura es fruto del arte de los sidhe como la espada de madera es obra de su magia. Te aseguro que Conan el Bárbaro tendría problemas para ganarme un pulso, que esta fina malla puede parar una bala y que esta espada podría separar tu alma de tu cuerpo con facilidad.

Es igual... lo seas o no, conocerás algo de la Biblia, habrás oído hablar de Adan y Eva, de Caín y Abel. Caín, el primer envidioso, el primer asesino. Según cuenta nuestra historia, él es el padre de todos los vampiros, pues esta condición fue el castigo de Dios por su crimen. En su soledad, encontró la manera de compartir con otros su maldición. No, no es tan fácil como en algunas películas... te imaginas? Todo aquel que es mordido por un vampiro, se convierte en vampiro... yo me alimento cada noche... imagínate la progresión. Pronto no quedarían humanos de quienes alimentarnos. No funciona así.

Hubo guerras entre los hijos de Caín y los hijos de sus hijos. Para decirlo en nuestros términos entre la segunda y la tercera generación. Mas tarde, los que provenían de cada tercera se consideraron un clan. Cada clan tiene su estilo, elige a sus miembros entre un determinado tipo de humanos, educa a sus iniciados de una determinada manera. Y hay algo más... somos seres sobrenaturales, hay algo místico en cada clan. Cada generación es más débil que la anterior, aunque más numerosa. Y sin la fuerza de un tercera en su raíz, un clan no puede seguir siendo un clan. No puedo explicarlo, porque yo misma no acabo de entender como funciona. Al fin y al cabo, soy una bastarda de mi sangre, y lo que he aprendido ha sido con esfuerzo y lucha.

Pues bien, hace mil años la magia estaba muriendo en el mundo. Que la magia no existe? Ya... tampoco existimos los vampiros. Supongo que tendrás que plantearte ir al psicólogo, ya que si no existo debo ser una alucinación tuya y eso significa que no andas muy bien de la azotea. Aunque simplificaría mucho tu primera pregunta.

No, no soy yo quien esta loca... y no vuelvas a insinuarlo. Mira, ves la cadena con que has atado tu moto? la cojo con las dos manos, estiro... oh! se ha roto! que pena! tendrás que comprar una nueva... no, no intentes correr. Me estas haciendo recordar, y eso me gusta al mismo tiempo que me duele. Si intentas huir, te mataré. Al fin y al cabo, los habitantes de la noche tenemos nuestras leyes, y la más importante prohibe que ningún mortal conozca nuestra existencia. Si, es una buena deducción... es posible que te mate igualmente si te quedas... pero habrás ganado tiempo y habrás escuchado parte de mi historia. Y no creas que vas a conseguir que te esté contando cosas hasta que salga el sol y con sus primeros rayos me convertiré en ceniza... eso sólo pasa en la ficción. No, no lo de que el sol nos mate, lo de que los vampiros seamos tan tontos.

Una vez aclarado este punto, sigo con lo que te estaba contando. Siéntate! Me da igual si has dejado de considerarme una loca divertida y ahora tienes miedo! Tu situación no ha cambiado, es la misma que hasta ahora. Todo lo que siempre has creído es una ficción creada para mantener a la humanidad ignorante de los poderes que luchan por su parcela de poder en el mundo, la magia existe y los seres sobrenaturales también... y el que tu vivas o mueras depende de mi voluntad desde el mismo momento que decidí que tu sangre sería mi alimento de hoy. No, que beba tu sangre no significa que te mate, no necesito tanta y no mato por placer. Vas a dejarme continuar o no?

Así está mejor. Como iba diciendo, hace mil años la magia estaba muriendo en el mundo. El porque no lo se, yo soy hija del siglo veinte. Los magos estaban preocupados, porque la muerte de la magia era el fin de su poder y de su inmortalidad. Cuanto mas tiempo llevas viviendo, menos apetece morir... sobretodo si puedes evitar los achaques de la vejez, claro. Un grupo de entre ellos descubrió la existencia de mi estirpe, y consideraron nuestra sangre una buena manera de conseguir la inmortalidad. Robaron nuestra maldición y descubrieron demasiado tarde que eso les quitaba su propia magia. Pudieron adaptar algunos de sus métodos, entre nosotros son los más grandes magos... pero perdieron el poder que consiguieron sus hermanos, los que no abandonaron su naturaleza humana. Hay que reconocerles su fuerza y su tesón, su voluntad de sobrevivir, y aunque no me guste el fuego que les lleva adelante, su codicia, su sed de poder... son fuertes, son hábiles y persiguen sus objetivos con fría determinación. Yo acabaré con ellos. No, eso no te lo cuento aun, luego quizá. No, no soy megalómana... es la profecía que te dije... no seas impaciente, déjame seguir con lo que estaba diciendo o todo se convierte en un desvarío sin sentido. Ya divago suficientemente yo sola.

Es curioso, fue su magia la que me creo... pero eso también corresponde contarlo luego. Supieron que para tener la fuerza de un clan necesitaban tener en su raiz alguien con la fuerza de los de la tercera generación, y supieron también que bebiendo el alma de un vampiro más poderoso adquieres su poder. Si, dije el alma, no la sangre. El alma existe, sea como la conciben los creyentes de cualquier religión o sea sencillamente la fuerza vital... lo que quieras llamarlo. He hablado con las almas de los muertos, las he visto.. y he visto como puede un vampiro devorarlas. Pero esa no es la historia que te estoy contando, es otra historia que me duele como la de Stormbringer, y esa no te la voy a contar.

Como decía, decidieron que querían esa fuerza para ellos, y empezaron a investigar por medios mundanos y mágicos, buscaron a los terceras y prepararon su plan. Eligieron al que les pareció mas vulnerable, a Saulot, el místico, el padre de un clan de sanadores... y de guerreros que luchaban contra demonios. Buscaron su refugio y allí, el líder de los magos, Tremere, y su lugarteniente Etrius lo atacaron y pensaron que lo habían vencido. También guardaron parte de su sangre para usar en sus experimentos, no se encuentra fácilmente sangre tan poderosa.

Si, sólo lo pensaron. Aun no lo entiendes? La muerte no es lo que crees. Dame tu mano, apóyala sobre mi corazón... acaso sientes algún latido? Yo estoy muerta según lo que tu creías hasta ahora, y Saulot murió según lo que creen los de mi estirpe. Pero incluso mi estirpe es ignorante de la realidad de este mundo. La persecución a que me sometieron en mis primeras noches me llevó a conocer a otros seres que tambien lo pueblan. He hablado con magos, con seres faéricos, con hombres lobo; con seres humanos como tu, pero poseedores de poderes arcanos y viejas memorias, me han hablado espíritus de personas muertas hace milenios. Todos ellos tienen una parte del gran puzzle. No creo que nadie sepa toda la verdad sobre nuestra realidad. No, yo no la se tampoco. Lo único que quería decir es que aunque Tremere devoró el alma de Saulot, Saulot no ha dicho aun su última palabra. Sólo conozco algunos hilos del gran tapiz, no se como acabará todo. Sólo se que no ha acabado.

Porqué mencioné lo de la sangre? Esa también es una historia que muy pocos conocen. Mucho más tarde de lo que te estoy contando, hubo alguien en el clan Tremere que traicionó a los suyos... no importa su historia, sólo que robó lo que quedaba de esa sangre. Fue con esa sangre, mezclada con otras porque no era suficiente, con las que creo un pequeño grupo de vampiros para servir a sus planes. Los creo mediante un ritual mágico que debía ligar las voluntades de los neonatos a la suya. Pero le salió mal. Nos libramos de sus cadenas. Si, yo fui parte de ese grupo. Por eso dije antes que soy una bastarda de mi sangre. No fui creada como los demás de mi estirpe. Bueno, a cambio la sangre que me da vida es mas fuerte que la de la mayoría. Y si hubiera habido bastante sangre, si sólo fuera la fuerza de Saulot la que me hubiera creado...

Pero debo dejar estos pensamientos, porque me llevarían a buscar las almas de otros vampiros para consumirlas, y ese es el peor crimen entre los mios.

En pocas palabras te he contado como surgió el clan Tremere. Evidentemente, es una historia fugaz... tengo que acabar mi historia a tiempo de decidir si sigues viviendo o no y he de volver a la tierra antes de que salga el sol, recuerdas?

No se conformaron con eso. No se conformaron con arrancar las raíces de mi sangre. Quisieron acabar con todo mi clan, empezaron una persecución en todo el mundo. Nuestros sanadores son incapaces de luchar, sólo podían huir y esconderse. Nuestros guerreros más jóvenes se lanzaron a la lucha sin saber que en ese momento, según las palabras del propio Yacob, la estrella de los Tremere estaba en alza y no podían ser vencidos. Murieron. Otros, más antiguos, se escondieron como los sanadores. Entre los que se escondieron los hay que siguieron vivos hasta hoy, otros fueron encontrados y asesinados. Y algunos, más antiguos aun, más sabios, eligieron otro camino. Puede que sea ese camino el que ha dado paso a tantas leyendas sobre mi gente. Yacob fue uno de estos últimos.

Yacob era uno de los hijos de Saulot, un sanador de la cuarta generación. Vio que los Tremere no podían ser vencidos en ese momento e hizo un llamamiento. Quizá quienes respondieron a su llamada deberían ser calificados de fanáticos, pues lo que Yacob ofrecía era la garantía de que sus vidas iban a resultar mucho más cortas a cambio de la promesa de que ese sacrificio acabaría llevando a los Tremere a su destrucción en el futuro. Cuatro respondieron a su llamada, pero uno llego tarde. Nemain, Hector, Rodrigo e Ybrahim.

La magia de su ritual me alcanzó la noche en que las estrellas estuvieron en la posición adecuada. Los sueños empezaron antes. Los sueños me llamaron a las ruinas que en otro tiempo fueron el castillo donde se realizó el ritual. Y la magia me hizo vivir la vida de Nemain. Sentí lo que ella sintió, supe lo que ella sabía... cuando la mataron, viví su muerte.

Pero es tarde ya, siento en mi sangre que el sol no tardará mucho en salir. O sea que no te contaré todo el viaje que hicieron. No te contaré lo que vieron entre los sádicos Tzimisce, los únicos que odiaban a los Tremere son la misma fuerza que nosotros, ya que fue a ellos a quienes robaron nuestra maldición. No te contaré su paso por el valle encantado, su encuentro con Taliesin o con el maestro Zelius. Al fin y al cabo, qué importa? Nada es ya como era entonces.

Solo te hablaré de su última batalla. Se unieron a los ejércitos de los Tzimisce, que intentaban un asalto frontal contra Coeris, la Casa Capitular de los Tremere. No se qué sentían los otros, pero para Nemain esa no era una batalla como las otras. Ella había luchado durante muchos siglos. Fue una doncella guerrera en las tribus celtas de su tierra natal, la que los romanos llamaron Britannia. Luchó contra los romanos cuando llegaron, luego un vampiro de ojos oscuros y apasionados vio el fuego que llevaba ella a la lucha y le enseño a luchar contra otros enemigos, pues (no se si ya te lo había dicho) los guerreros Salubri estaban en guerra contra los demonios. No, no llamo a nadie demonio, me estoy refiriendo literalmente a los demonios... que no son rojos con cuernos y rabo, ni comunistas, pero existen.

Nemain siempre había luchado para vencer. Como cualquier guerrero, sabía lo que es derramar la propia sangre en la batalla, pero siempre esperando que fuera el enemigo el que acabara vencido, siempre esperando sobrevivir. Pero esta vez no era así. Sabía que debía dejarse capturar, sabía que debía morir. Porque la magia que había puesto en marcha Yacob necesitaba la fuerza de su sacrificio, del sacrificio de todos ellos. Y lo que era peor, ya lo había vivido, porque para que supieran exactamente cual era el sacrificio que les era exigido, Yacob les envió un sueño en el que vivieron sus muertes. No, no te rías. Tu no puedes entender la fuerza de ese sueño. Yo si, porque yo también lo viví. No viví mi propia muerte, pero estoy harta de vivir las muertes de otros. Te ries? Tengo el poder de sentir las cosas que han pasado en un lugar, y a veces necesito saber quien ha sido un asesino especialmente cruel. Que porqué? Ya te lo dije, soy el pastor que cuida su rebaño, me he impuesto a mi misma el deber de proteger a todos quienes viven en esta comarca, mortales o inmortales. Y si te sigo viendo con cara de guasa, haré que tu también sientas algunas de las muertes que he vivido, aunque sólo sea el recuerdo de ellas... veo que ya empiezas a creer en mi poder, se te han pasado las ganas de reir. Eso está bien. Quizá al final decida dejarte vivir.

Empezó la batalla... tantas sorpresas para los nobles Tzimisce! Ellos no sabían de los experimentos de los Tremere, de los que habían surgido las gárgolas. Duras como la piedra, creadas con su magia de sangre a partir de sus cautivos. Una cayó herida por una flecha cerca de donde estábamos (si, hablo en primera persona, puesto que aunque quien estaba allí fue Nemain, yo lo viví con ella). Fui a rematarla, pero Yacob me lo impidió, la curó y la dejó marchar. Ya estaba acostumbrada a no entender a Yacob. Y me lancé a la batalla contra los sirvientes de los Tremere (porque ellos no salieron al campo, nunca ha sido su estilo). No tardé mucho en ver como Yacob salía al encuentro de una gárgola y se dejaba capturar. Poco después vi entrar en Coeris a una gárgola que llevaba a Ybrahim. Sabía lo que tenía que hacer... y no deseaba que llegara el momento de hacerlo. Por eso, cuando una gárgola se acercó a mi, quise herirla al menos antes de permitir que me capturara. Pero mi brazo tenía la fuerza de mil años de batallas y cayó muerta al primer golpe. Entonces enviaron dos de ellas a capturarme. Me permití el gusto de matar a una antes de dejar que la otra me llevara a la fortaleza de mis enemigos. Ya, aunque hubiera querido, mi muerte estaba sellada, nada podía hacer yo.

Me encerraron con otros prisioneros. Se los fueron llevando. Sólo quedamos nosotros. Reconocían nuestro poder, Goratrix no veía claro aquello. Oímos las discusiones entre Etrius y Goratrix, uno opinando que era algún tipo de trampa que no entendía, el otro opinando que era una suerte haber capturado tanta sangre tan poderosa, una suerte que no podían dejar escapar. Finalmente, vino Tremere en persona. Si alguna vez fue humano, ya lo era menos que cualquiera de nosotros. Pude sentir su dolor... y su poder. Uno a uno nos miró; su mirada arrancaba mi piel, mi carne, mis entrañas... dejaba desnuda mi alma. Dijo a Goratrix que tenía razón, que era algún tipo de trampa. Dijo a Etrius que tenía razón, que era una oportunidad que no podía dejarse escapar.

Luego nos devolvieron a nuestras celdas, pero a mitad de camino Yacob nos sorprendió al romper las gruesas cadenas que llevaba y decirnos que lo siguiéramos. Rompimos nuestras cadenas (bueno, no todos, Rodrigo no lo consiguió) y le seguimos hasta el nido de las gárgolas. Convertí mis manos en garras (ese es otro de mis poderes) ya que había roto mi espada antes de ser capturada (de todas maneras, no la hubiera conservado) y junto con Hector y Rodrigo empezamos a abrirnos paso hasta el balcón que se abría hacia el barranco sin fondo que protege a Coeris, el balcón por donde entran y salen las gárgolas. A mitad de camino, Yacob cogió a Ybrahim y lo lanzó al abismo mientras le decía lo siento, viejo amigo, llegaste tarde. Ybrahim no había estado presente en el ritual que dio inicio al viaje.

Por cierto, Ybrahim sobrevivió, hace poco lo conocí... pero esa no es la historia que te estoy contando.

Pasaron los dias en las dudas y peleas de los dos lugartenientes de Tremere. Hasta que Yacob exigió hablar con Etrius. La exigencia de un prisionero! No, no sonrías... La exigencia de un hijo directo de Saulot! No puedes imaginar ese poder... Etrius descendió a nuestra celda. Yacob le exigió que se decidiera a hacer lo que deseaba hacer, pero Etrius aun dudaba. Yacob le entregó a Etrius el anillo que llevaba, un anillo poderoso, un poder que Etrius percibió. Luego abrió una fuente en su propio cuello y acerco a ella la cabeza de Etrius. Ya no pudo resistir. Bebió su sangre y su alma; luego marchó.

No lloramos por él. Arreglamos su cuerpo y esperamos. No mucho tiempo, porque Etrius pronto trajo a tres elegidos entre sus partidarios para que se fortalecieran con nuestra sangre.

Y ahora ha llegado el tiempo de que el ritual llegue a su final. Una mujer muerta hace cinco mil años se molesto en visitar estas tierras para dejar una profecía que me guíe, por amor al que fue su esposo cuando estaba vivo, alguien que fue amigo de Saulot. Mi mentor.

Por eso te dije que iba a acabar con ellos. Es mi destino. Pronto va a salir el sol, debo irme.

Que si vas a vivir o morir? Que importa... vivo o muerto, tu sangre me pertenece. Pero si quieres saberlo, empieza a andar hacia tu casa. Si cuando llegues a ella aun recuerdas que me has conocido, entonces es que no llegarás a ver salir el sol.